Los ingenieros irlandeses Aonghus Shortt y Peter Harte fundaron FoodMarble, una startup que inventó unos dispositivos portátiles, de apenas 5 centímetros cuadrados, que analizan los niveles de hidrógeno en el aliento de una persona, una señal clave de trastornos digestivos.
La indigestión, los retortijones y el estreñimiento son signos del síndrome del intestino irritable (SII), una enfermedad del aparato digestivo que se calcula que afecta a una de cada diez personas en todo el mundo. No tiene cura, aunque puede controlarse con cambios en el estilo de vida y la dieta. Pero descubrir qué alimentos desencadenan una mala reacción para las personas puede ser un proceso largo y minucioso. También es caro: un estudio realizado en 2019 en seis países europeos reveló que cuesta a los sistemas sanitarios entre 937 Euros (US$ 1.087) y 2.108 Euros (US$ 2.445) por paciente al año.
«Los humanos no deberían producir hidrógeno en el aliento», explica Harte. Se produce cuando los alimentos que no han podido ser digeridos en el intestino delgado pasan al intestino grueso, donde las bacterias los descomponen, en un proceso llamado fermentación. Ese proceso libera gases, como el hidrógeno o el metano, que pueden causar dolor o inflamación.
El dispositivo AIRE de FoodMarble, que se lanzó en 2018, permite a los usuarios analizar el hidrógeno después de las comidas, dándoles información en tiempo real sobre qué alimentos son nocivos para su cuerpo. Las lecturas se envían por Bluetooth a la aplicación de FoodMarble, donde los usuarios pueden registrar lo que comen y, en el transcurso de varias semanas, detectar los ingredientes que desencadenan los síntomas.
Democratizar la tecnología
Las pruebas de hidrógeno en el aliento son desde hace tiempo un método para diagnosticar enfermedades digestivas como la intolerancia a la lactosa y, más recientemente, el sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO, por sus siglas en inglés), afirma Harte. Pero añade que la tecnología no ha sido ampliamente accesible o conveniente, ya que a menudo requiere múltiples viajes al hospital para las pruebas.
«Al miniaturizarlo, nuestro objetivo es democratizar la tecnología», afirma. «Tenemos esta enorme cohorte de pacientes que no han tenido una forma de superar estas difíciles condiciones. Nuestro dispositivo es fácil de usar y entender, les da esperanza».
El mercado mundial de tratamientos para el síndrome del intestino irritable también está creciendo, y se espera que tenga un valor de más de US$ 4.000 millones en 2028, frente a los US$ 2.000 millones de 2020, según un informe de la empresa de investigación de mercados Research and Markets.
FoodMarble ha vendido 25.000 de sus dispositivos con sensor de aliento y acaba de abrir los pedidos anticipados de una nueva versión que también mide los niveles de metano. Están disponibles en todo el mundo y cuestan entre US$ 190 y US$ 260.
Pero la empresa, que ha recaudado € 5,5 millones (US$ 6 millones) de financiación, también quiere entrar en el mercado clínico y su tecnología se está probando actualmente en la Universidad de Medicina Johns Hopkins de Estados Unidos para mejorar el diagnóstico de la SIBO. El Dr. Pankaj Jay Pasricha, profesor que dirige el ensayo, afirma que hasta ahora el dispositivo ha superado a otros métodos de prueba de hidrógeno en el aliento.
La Dra. Tara Troy, gastroenteróloga que dirige la clínica Comprehensive Gastrointestinal Health de Northbrook, Illinois, cree que un dispositivo reutilizable que se puede llevar a casa podría ser enormemente beneficioso tanto para los médicos como para los pacientes.
FoodMarble es la única empresa de la que ha oído hablar, aunque hay otras, como Vivante Health, que ofrecen una plataforma digital para controlar la salud intestinal.
Según explica Troy, la realización de pruebas de aliento en un entorno clínico puede suponer un reto logístico y una gran cantidad de personal. El proceso requiere que un asistente médico tome una muestra de aliento cada 15 minutos durante varias horas.
«El atractivo del dispositivo FoodMarble es que no se trata de un análisis único del aliento», afirma. «Una persona podría utilizarlo varias veces para reunir múltiples puntos de datos sobre los que puede emitir mejores juicios y evaluaciones sobre las sensibilidades alimenticias».
“Empoderar a los pacientes”
Troy advierte que las pruebas de hidrógeno en el aliento no son un método infalible para diagnosticar problemas digestivos y a veces pueden producir falsos negativos y positivos. Es importante complementarlas con otras pruebas que puedan determinar si un paciente padece afecciones más graves, como la celiaquía o la enfermedad de Crohn.
Pero dice que son enormemente valiosas para ofrecer algún tipo de «criterio objetivo» a los pacientes con SII.
«Creo que es muy empoderador para estos individuos poder averiguar las cosas por sí mismos», dice Troy. El dispositivo FoodMarble «ofrece al paciente esa información objetiva que ayuda a confirmar que se trata de un problema real… [y] les da la oportunidad de experimentar con factores dietéticos», añade.
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