Tres explosiones consecutivas ocurridas por una fuga de gas procedente de una toma clandestina en un gasoducto la madrugada del domingo dejó al menos un muerto y 11 personas heridas, cuatro de ellas menores, y medio centenar de casas derrumbadas o fuertemente dañadas en un barrio al norte de la ciudad de Puebla, en el centro de México.
En una conferencia de prensa dirigida por el gobernador de Puebla, Miguel Barbosa, junto con autoridades civiles, militares y de Petróleos Mexicanos, explicaron que se evitó una tragedia mayor gracias a una llamada de emergencia previa a las explosiones, alertando de una nube blanca y olor a gas, lo que permitió la evacuación de 2.000 personas en un radio de un kilómetro.
De los once hospitalizados, algunos hasta con el 75% del cuerpo quemado, tres se encontraban por la mañana intubados y otros dos en estado grave. No especificaron la situación de los menores que tienen entre 3 y 16 años.
Barbosa dijo que han empezado las labores de rescate con binomios caninos por si pudiera haber personas entre los escombros aunque indicó que no hay reportes de desaparecidos. Agregó que, según un balance preliminar, hay 54 casas derrumbadas o con daños muy graves pero matizó que los datos podrían cambiar porque se tomaron durante la noche.
Un total de 1.400 efectivos entre militares, Guardia Nacional, policías y bomberos municipales y estatales e incluso efectivos de emergencia llegados del vecino estado de de Tlaxacala, se encontraban desplegados en San Pablo Xochimehuacán.
El general Alfredo González dijo que, además, otros 870 militares estaban en camino desde el Valle de México con todo tipo de herramienta, maquinaria y excavadoras y cuatro binomios caninos.
La explosión tuvo lugar en San Pablo Xochimehuacán, un barrio al norte de la ciudad de Puebla, poco antes de las tres de la madrugada.
El primer reporte de la nube de gas se recibió a la 01:34 y casi de forma inmediata las autoridades comenzaron la evacuación, primero en un radio de 300 metros hasta llegar al kilómetro. La primera de las tres explosiones fue casi 80 minutos después.
“Si no hubiera habido desalojo y no hubiera habido coordinación hubiera habido una tragedia de grandes proporciones, terrible”, aseguró Barbosa.
Incluso se tuvo que evacuar de forma preventiva unas horas a 37 pacientes de un hospital de traumatología cercano que poco después ya funcionaba con normalidad puesto que solo hubo daños menores como cristales rotos. Un total de 175 personas permanecen en albergues.
Las imágenes difundidas en redes sociales en plena noche en las que se observan grandes llamaradas y se escuchan las explosiones sembraron el pánico en la zona, pero Javier González, de Petróleos Mexicanos, insistió en que el riego estaba el domingo por la mañana “completamente controlado”.
A esas horas todavía se veían columnas de humo saliendo de la zona y las autoridades pedían a los habitantes no acercarse al área siniestrada donde apenas al amanecer se pudo operar de forma más ágil.
“No pueden regresar por el momento”, dijo Eduardo Rivera, alcalde de Puebla. “Los riesgos de derrumbes, cables, pueden ser motivo de accidente grave”.
Según los datos preliminares, el origen de la fuga fue un predio particular desde donde se estaba robando gas. En el lugar de la toma clandestina había un camión cisterna y 25 cilindros de gas de 20 kilos cada uno que los delincuentes estaban probablemente cargando, explicó González. Al expandirse la nube y encontrar puntos calientes surgen las explosiones.
Frente a ese lugar hay una empresa de gas.
En México ha proliferado el robo de hidrocarburos, sobre todo de petróleo, y Puebla es uno de los estados más afectados pues se encuentra entre la capital y la zona petrolera del golfo de México.
Los criminales perforan los ductos pese a los riesgos que eso provoca. Uno de los sucesos más grave fue en enero de 2019 en Tlahuelilpan, al norte de Ciudad de México, donde murieron más de 130 personas, muchas de las cuales fueron afectadas porque tras detectarse la fuga de combustible acudieron a llenar garrafas de gasolina gratis y quedaron atrapadas en el incendio.
El gobernador de Puebla se comprometió a indemnizar a las víctimas, reconstruir las casas e investigar en profundidad lo ocurrido. Según dijo, los primeros implicados están a la vista: el dueño del sitio donde estaba la fuga, el del camión cisterna, los socios de todos ellos y también dijo que se investigaría a la empresa de gas situada justo enfrente. “Este hecho no va a quedar impune, vamos a ir a fondo”, agregó.
Recordó que una situación muy grave es que haya dos ductos que pasan por Puebla porque aunque se construyeron fuera de la zona urbana, la ciudad fue creciendo y se fueron levantando casas sobre ellos. De hecho, el lugar del siniestro del domingo se situaba junto a una calle llamada Gasoducto.
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que ofreció sus condolencias vía Twitter, hizo de la lucha contra el millonario negocio del robo de combustible uno de sus grandes compromisos y desplegó a miles de militares para custodiar los ductos. En Puebla había patrullajes constantes desde hace seis meses, dijo el domingo el general González.
Pero aunque las tomas clandestinas se han reducido en esta administración, el problema no está solucionado.
Según un informe oficial de marzo, México seguía perdiendo en promedio 4.000 barriles diarios de gasolina y diésel debido a las tomas ilegales pero el presidente dijo que los robos, apoyados por los habitantes de poblaciones enteras, eran ya muy pocos.
(AP)