Este domingo, y por primera vez desde la llegada al poder del movimiento, se habría mostrado en público el mullah Hibatullah Akhundzada, el jefe del grupo Talibán, nombrado en 2016. Con las tropas estadounidenses en suelo afgano, no había certezas de si estaba vivo o si se encontraba refugiado en el exterior. Pero, según los talibanes, protagonizó una primera salida en una escuela coránica de Kandahar.
La existencia del mullah Hibatullah Akhundzada ha sido una incógnita a lo largo de estos años. Sin saber dónde residía, si estaba en el extranjero por razones de seguridad o si estaba vivo, el ‘líder supremo’ que se erigió en el grupo Talibán en 2016, no había brindado desde entonces información sobre sus actividades.
Este domingo, según un anuncio del movimiento, Akhundzada hizo su primera aparición pública, pese a no existir registro visual que lo acredite. Supuestamente, estuvo en una escuela coránica en Kandahar, donde tuvo contacto con «los valientes soldados y discípulos en una gran reunión en la famosa madraza Hakimiya durante diez minutos».
En este sentido, con la intención de acallar dudas, el Talibán transmitió una grabación de audio para probar la veracidad de la presencia de su líder. En dicha pieza se oye al mullah orando y proclamando bendiciones, rezando específicamente por la memoria de los mártires talibanes y por el éxito de los líderes del recién nombrado Emirato Islámico.
«Que Dios recompense al pueblo de Afganistán que ha luchado contra los infieles y la opresión durante 20 años», se escucha al líder religioso en sus plegarias.
Testigos dijeron que arribó a la escuela coránica con un convoy de dos autos, acompañado por una robusta seguridad que no permitió que se le tomaran fotografías, manteniendo la discreción que lo caracteriza.
Salvo mensajes eventuales y una fotografía que difundieron los talibanes, donde se lo ve con su turbante y la barba, no hay más apariciones del ‘líder supremo’. Circunstancias que invitaron a más especulaciones sobre su paradero.
Sin embargo, los talibanes pretendían justamente el efecto contrario. Desde septiembre, no solo prometieron que aparecería en público pronto, sino que también detallaron que siempre estuvo viviendo en Kandahar.
El mullah Yussef Wafa, gobernador de Kandahar, declaró a AFP que, de hecho, tiene reuniones periódicas con él para «monitorear la situación en Afganistán y cómo dirigir el Gobierno». Además, añadió que les da consejos a todos los líderes del Emirato Islámico afgano. «Nosotros seguimos sus reglas, sus sugerencias y si tenemos un Gobierno que está avanzando es por sus consejos», aseguró.
Akhundzada llegó al poder en 2016, luego de que a Akhtar Mohamed Mansur lo asesinaran en un ataque de drones estadounidenses en Pakistán, siendo un hombre de escasos antecedentes militares, sino más bien del ámbito judicial y religioso y poco reconocido públicamente.
Sin embargo, su ascendencia en el islamismo fue meteórico. Obtuvo la lealtad del líder de Al-Qaeda, el egipcio Ayman Al-Zawahiri, quien lo rotuló como «el emir de los creyentes», aumentando la cantidad de adeptos yihadistas y sunitas.