Desde los años 60 el mar Muerto ha perdido un tercio de su superficie, literalmente se muere o desaparece esta masa de agua en medio del desierto. El mar Muerto era un enclave de visita obligatoria para todos aquellos amantes de los paisajes extraordinarios, bañarse en sus aguas era un placer que en este 2021 puede acabar siendo un privilegio. La espectacularidad de ver surgir un mar en medio del desierto entre Israel, Cisjordania y Jordania puede pasar a la historia. Unos extraños cráteres son todo lo que va quedando de la gran extensión de agua que en su día dio vida a este lugar.
El mar Muerto se muere, va desapareciendo por momentos
El agua salada que había aparecido en medio del desierto va desapareciendo, el Mar Muerto parece condenado a muerte según los expertos. El ser humano está acabando con un espectáculo natural que se ha ido deteriorando durante los últimos años. La desecación del lago a partir de los años 1970 tiene su origen directo en el trasvase del río Jordán. La llegada del agua al Mar era tan grande que parecía que no tendría ningún efecto.
A este hecho, inicialmente inofensivo se le sumó la creciente extracción de minerales que ha provocado una potente industria que ha acabado pasando por encima de la propia naturaleza. Este mar recibe solo 10% del agua que le llegaba. Durante las últimas décadas han ido apareciendo unas dolinas, cráteres enormes que rodean el mar y que amenazan su supervivencia, con ellas es más difícil que el agua siga llegando.
Según los expertos el futuro del mar Muerto depende de otro mar. La teoría que barajan los profesionales es que una posible desalinización del Mediterráneo podría rebajar la presión sobre el mar de Galilea y el Jordán, estos son los únicos que pueden alimentar al mar Muerto para que siga viviendo. Sin esta nueva acción del ser humano, será imposible la supervivencia de esta zona.
De momento es solo una teoría, el mar sigue viviendo o agonizando, mientras año tras año va perdiendo parte de su capacidad. Se calcula que tiene un déficit de mil millones de metros cúbicos al año, lo que supone una perdida que es casi imposible de compensar. Un canal creado para intentar salvarlo le aporta solo 200.000 millones de metros cúbicos, con lo cual, parece imposible que el desenlace no sea otro que el fin del mar Muerto.
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